lunes, 30 de marzo de 2015

Viajando hacia el Génesis



Estimadas/os  amigos 
presentamos una nueva urdimbre creativa y de realización compartida. 
Nacida a partir de una pregunta por chat, donde en forma espontánea la respuesta es VIAJANDO HACIA EL GÉNESIS, riéndonos decimos suena a título .
A las pocas horas ya estábamos  dando el puntapié inicial.
Así nació, como nacen las expresiones más profundas  del alma, enlazadas por los hilos misteriosos  e irrevocables que enhebra un  mandato universal.
Demás está decir que ha sido un placer compartir la dinámica emprendida  e invitarlos a que intenten este tipo de alianzas creativas que son amorosamente  enriquecedoras porque fortalecen los senderos de amistad, incitan a investigar y a sincronizar en un orden distinto al individual, sin perder identidad  y donde las distancias son sólo una parte del todo y así queda demostrado este ir y venir de sueños entre Israel y Argentina.
Felices y expectantes les presentamos nuestro legado que amamos y que esperamos lo disfruten tanto como nosotros al realizarlo.
Gracias por acudir a la convocatoria de nuestras musas.

María de los Angeles-Beto


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Primer capítulo 

 Sobre la aspereza de la gramilla nacida del tormento del invernal viento y replegado por la furia del mismo, altanero muestra la indiscutible nobleza que corre por cristalinas entrañas mientras observa y espera... 
En la cresta del cerro se perfila la imagen desgarbada del adolescente cuidador de cabras, que con destreza milenaria otea la hondonada en búsqueda de agua y pasto. 
Está seguro que ese día será diametralmente distinto a otros, lo confirman el vapor que exhalan su nariz y el morro de los animales. En el cielo un cóndor navega entre las nubes y traza armonías con su planear, majestuoso, sendero difícil de ignorar. 
El muchacho absorto tropieza en una grieta, pierde equilibrio y al rodar siente en su espalda una dureza que si no fuera por el fuerte tramado de su poncho, le hubiera herido el aterido cuerpo; al ponerse de pie, lo ve, resplandeciente, exquisito, mostrando la concentración del tiempo en su diminuta y perfecta dimensión; lo retiene entre sus manos morenas y curtidas por la faena diaria, lo acerca a los labios y lo empaña del tibio aliento al percibir el frío diamantino que emana del mismo. 
En el primer instante lo creyó una simple piedra, no obstante, la irregular forma despertó su curiosidad. Aún molesto por los golpes de la caída, decidió sentarse y examinar con ahínco aquella rara roca. 
Una suave, casi imperceptible línea, casi un surco, la atravesaba de lado a lado; al recorrerla con el dedo quiso sentir una cierta vibración, no era posible, sin duda toda aquella sensación era producto de aquel accidentado descenso. 
Las insistentes baladas de las cabras lo devolvieron a la realidad, estaban sedientas y hambrientas, guardó el misterioso hallazgo en su bolsa, y reanudó la búsqueda de un buen lugar de pastoreo. Miró hacia el oriente y se dejó llevar por la danza de las cortaderas que marcaban el borde del caudaloso arroyo. 
Corrió seguido de la majada, era el lugar buscado. Todos bebieron de la cristalina y rumorosa corriente. 
Mientras masticaban las ricas pasturas, Joaquín hurgó en el morral hasta encontrar la comida que su madre le diera y, en el intento volvió a tocar la piedra, sintió su reclamo de caricias, se sorprendió por la observación; la sacó y la dejó sobre el musgo sin dejar de observarla. 
Comió apresuradamente sin poder quitarle la vista sintiendo su hechizo. La tomó y la recorrió amorosamente deteniéndose en la línea y sin previo aviso empezó a tararear una desconocida canción. 
A cada instante se hacía más fuerte, no conocía el idioma, pero cantaba con delicadeza y entrega, y la grieta lo atrajo y se vio de pronto en una ondulada y desierta geografía, sólo los camellos y si, algunos hombres de blanco con turbantes; perturbado apretó a la piedra y al hacerlo de nuevo estuvo entre el rebaño. 
¿Que había pasado? Debería estar atento en lo sucesivo, pues ya el sol caía a plomo. Quizás el calor reinante fuera el causante de tal alucinación. No conseguía sacar de sus labios aquella insólita melodía, tralala, tra lala...era pegajosa, es más, la disfrutaba, y si, le permitía divagar, ver más lejos, pero que sentía muy cerca. 
¿Y todo, por ese pedrusco como hay miles por todos lados? pero sin embargo éste poseía algo, distinto, era como un imán que atrapaba, era imposible dejarlo, lo guardó en su bolso, y decidió consultar el hallazgo con su padre, al volver a su casa. Ahora era imprescindible ocuparse de lo suyo, su bendito rebaño. 
Y allí, tarareando su nueva-vieja melodía, fue paseando entre sus adorabas amigas las cabras, contento de su vida y de su flamante talismán. 
Era tan grande su alegría que no se había percatado de la hora, el sol presuroso bajaba por la senda del arroyo hacia el poniente, emanando sus mejores rojos y magentas. Evaluó en tiempo y solo le quedaban dos alternativas, viajar de noche bajo el poncho de las estrellas o pernoctar, optó por esto último. 
Arremolinó a las cabras y colocó el cuero en el centro junto a Guacho, el noble canino, y puso de almohada el morral. La noche era realmente bella cuajada de estrellas; mientras se extasiaba con ellas, recordó al guijarro, sonrió porque la melodía se hizo presente nuevamente. 
De allí en más...todo fue mágico, un sendero de luz lo catapultó
hacia...*oh...imposible*...se dijo. 
Estaba sobre una barca con varios remeros surcando el río Nilo. Perplejo observó la escena que era idéntica a la imagen del libro que hace tiempo llegara de las manos de su tía Fedra.. 
Los remeros cantaban y en el centro de la embarcación real, estaba Nefertitis, espléndida, luciendo sobre su precioso cuello la piedra. 
Se tocó para comprobar la realidad o no. 
El río era una huella roja de lim, deliciosamente adornada de flores de lotos y lluvia de papiros; y fué más excitante al reconocerse como el acompañante de la bella mujer. Una calandria anunció la venida del sol y el maravilloso trino, unido al inquieto caminar de los cuadrúpedos, lo despertó. 
Sin lugar a dudas era hora de organizar el nuevo dia. En un santiamén recogió su cosas y pronto se puso en camino. Calculó que tendría un corto trecho hasta el lago chico; allí visitaría a su amigo, don Perdido, como lo llamaban todos los de la comarca, quien, con seguridad lo invitará a compartir su mesa, y le vendría como anillo al dedo, pues su estomago estaba necesitando reponer energías. 
Llegó hasta el pequeño rancho, guió a sus compañeras hasta el borde de la costa, y encargó a Guacho, el eficaz guardián, hacerse cargo del asunto. El viejo ermitaño lo recibió con suma alegría, le comentó que ya hacia tiempo que ningún alma viviente anduvo por aquellos lares. 
El tazón caliente de leche, y un buen trozo de queso casero, otorgaron una agradable sensación al jovenzuelo. El anfitrión, famoso por sabedor de historias fantásticas, que nadie sabía a ciencia cierta, cuales eran verídicas y cuales propias de su exquisito dominio de la imaginación, resultó ser buen oído a la historia que escuchó de boca de su invitado pastorcito. 
Al finalizar de escuchar, el curtido habitante de la colina miró de soslayo al jovenzuelo, y como sobrándolo, preguntó, 
   - ¿Tu nombre es Moses, verdad?, quiero creer que conoces el significado... 
   -Umm...tengo idea que proviene de un idioma antiguo; recuerdo que hace unos años consulté a mi padre, hombre místico, a mi entender, y me dijo que era el nombre de un elegido, alguien con mucha suerte; no entendí sus palabras, pero así lo dejé. ¿Porqué me lo pregunta? 
   -Ante todo, muéstrame la piedra que entorpeció tu camino, luego te contestaré... - Recibió lo pedido, la tomó entre sus manos, como una caricia pasó sus dedos sobre la línea.... 
   -Si, no hay incógnita encerrada, eres afortunado, tu notorio pasado revive tiempos de antaño. Sentiste la compañía de un bella dama, allí en las aguas del Nilo, no fue una ilusión, así ocurrió...
   -No entiendo, dice que ocurrió, está confundiéndome, por favor...    -Escucha, no apresures el momento, tu nombre es una derivación del original que es Moshé, nombre de origen hebreo, que significa, "sacado de las aguas", y toda una historia increíble se precipita desde el instante que una de las hijas del Faraón, recoge una cesta que flota en el curso del río. 

El jovenzuelo, cautivado, silente, escucha y sólo sigue los labios cansados del anciano, que ahora parecen resplandecer con la humedad del habla.

   -Tu historia es maravillosa, profunda y de amor intenso, eres elegido, el destino ha ido a buscarte para señalarte tu linaje y misión. A cada instante que sea oportuno “ella” te irá dejando mensajes, vendrán en formas distintas y siempre serán vividos, auténticos. No te permitas la duda, hay una revelación en cada uno, pues “ella “necesita volver a su origen.- 
Un fino estilete de luz penetra por el círculo que oficia de ventana, va directo a la piedra, que a su contacto parece recobrar vida, un arco iris nace de su interior y al rozarle la frente entra en un largo sopor, y es el anciano, quien al tocarlo, lo vuelve de la ensoñación. El muchacho aún conserva en sus pupilas el brillo fresco, húmedo de la visita que ha realizado, está conmocionado y dice,
   -He logrado verme en el canastillo y deleitarme con las hermosas doncellas, sentir el rumor del río, ver como crecía, transitar por las hipogeos, las mastabas; pude ver la riqueza y la miseria, la justicia e injusticia, en apretada síntesis, he disfrutado de rituales y proyectos. Amigo Perdido ¿Puedo quedarme un rato más para poder procesar en mi cerebro y corazón todo lo vivido? 
   -Debemos volver a la realidad, mi ilusionado jovenzuelo, por lo tanto considero prudencial que dado lo avanzado del día, deberás recoger tu rebaño y tomar el camino de regreso, es posible que tu padre se inquiete por la tardanza. No faltarán oportunidades para que continuémos conversando sobre ti, o mejor dicho sobre tu pasado.- Encerrando esta última frase en una socarrona muesca a semejanza de una sonrisa. 
Moses, ni lerdo ni perezoso, acató el consejo del sabelotodo del bosque, y partió, saltando y entonando una canción popular. 
A media tarde, el experto Guacho, divisó los aledaños conocidos y expresando su alegría saltó a las piernas de su amo. 
  -Si, querido amigo, ya llegamos a casa, ya llegamos. 

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 Segundo capítulo

 Abrió la tranquera, y las desesperadas cabras empezaron un pequeña estampida hacia el establo, agua y comida con seguridad las esperaban.
    -¡¡¡Muy buenas, Moses, alegría ver tu llegada!!! -Exclamó su padre, parado a la entrada de la casa principal, con seguridad enterado del regreso de su hijo, por la evidencia del ruido de los animales. 
Acomodó todo lo necesario, y entró en la casa, ya deseoso de relatar a sus padres todo lo acontecido en la jornada pasada. Se percató de lo extraño que resultaría el relato para ellos ¿O no? ¿Quien puede saberlo? Mientras los saludaba, un torbellino de ideas cruzaban por su mente…¿Cómo empezar? ¿Sonaría fantástico? . Se detuvo en las dos esmeraldas de su madre cuajadas de lluvia por la alegría y agradecimiento hacia el supremo. *Joaquín había regresado sano y salvo, había sido dura la noche* La mujer con rapidez enjugó sus lágrimas y con la mejor sonrisa preparó la mesa invitando a ambos a disfrutar del alimento y por supuesto ansiosa de saber de los pasos de su hijo. 
El joven, abriendo el morral, atrapó en sus manos la piedra, la depositó sobre el plato donde nueces, almendras e higos secos imponían presencia sólida y magistral; al contacto de los frutos secos, pareció recobrar un brillo distinto, armonioso y exquisitamente ambarino, como bañada por perfumadas mieles. Los cuatro eclipsados, se había incorporado Guacho, observaban la trasmutación, lucía extremadamente bella, casi traslúcida destacándose la grieta que ahora era una senda de oro. 
El joven ante el embrujo, la tomó con amoroso gesto y juntando las manos de sus progenitores les dijo, 
   -Sientan su latir-. Instados por la invitación y la curiosidad lo hicieron; el nido construído por la mano de ambos hizo propicio tocarla y deteniéndose particularmente en la marca dorada, una cascada de agua salobre estalló desde los ojos de ambos. 
Varias horas pasaron en la intimidad de la mesa familiar impregnada de aroma a canela y jengibre; ahora, sin mediar palabras, todos conocían parte del misterio que encerraba la gema. 
Aprovechó el momento de excitación de sus padres y relató sin dejar de lado ningún detalle, la revelación sobre su viaje al pasado, su comienzo, de como fue extraído de las aguas, el origen de su nombre Moses, que su querido padre le asignó, el privilegio de ser atendido por la hija del Farón, de como se convirtió en un preciado regalo llegado de las sagradas aguas del Nilo. 
Largos momentos quedaron ocupados escuchando su relato. 
Al finalizar preguntó a su padre,
    -¿Porqué si mi nombre es Joaquin, como mi madre me llama, tú, en cambio, me dices Moses, ese nombre bíblico?. No entiendo, ¿Puedes explicarme? 
Ambos progenitores se miraron y un brillo de nostalgia y ternura los movilizó. Impávido el jovenzuelo seguía con interés las miradas y con la respiración entrecortada. 
El padre, sonriendo traspuso el silencio diciendo, 
   -Si estamos atentos, el universo nos propone diversos aprendizajes y en este caso mostrándonos que el tiempo de nuestras almas es infinito- Y tomando la mano de su esposa, ambos comenzaron a reír felices. 
Y continuó, 
   -Cuando te anunciaste, nos abrazamos y la atmósfera pareció sublimar cada detalle. Salimos a disfrutar del atardecer que depositaba un manantial de color y de la brisa que traía aromas a cabo de olor y jengibre. La luna particularmente bella nos sorprendió buscando tu nombre hasta que el sol nos encontró aún abrazados, meditando y en silencio. Sentíamos eras varón. Al canto de una calandria, eclipsados, nos pusimos en marcha hacia la casa, entramos y nos maravillados con el estilete dorado que atravesando raudo la penumbra caía sobre el antiguo libro azul fileteado en oro, que era nuestro mayor tesoro de sabiduría. 
La madre agregó, 
   -Nos miramos, y tu padre, mi querido hijo, acariciándose la barba me invitó a abrirlo, solo me pidió, susurrante y emocionado -Inspira profundo, conéctate con tu interior, abre y sin mirar, posa el meñique, allí donde se detenga, será el nombre con el cual lo llamarás y marcará lo que trae como misión, y en su alma o sea el pasado, será donde tu lo poses... así surgieron Joaquín y Moses. Como creemos que el camino de las almas es infinito, aceptamos el reto y fíjate, tú mismo nos has contado la experiencia. Ambos nombres son hebreos y tienen un hilo conectivo en cuanto a la misión. Si te nombramos de las dos formas es para que no olvides de donde vienes y cuanto hiciste y el camino de realización que te atañe en este momento. 
El jovenzuelo, escuchó la detallada explicación de sus progenitores. Quedó anonadado. No atinó a emitir vocablo alguno, Ya le fue descubierta la solución a su incógnita. Recordó lo dicho por Don Perdido sobre él y sus antecesores, ahora todo lo veía mas claro, dos personajes bíblicos quizás, configuraban su identidad, sintió un peso sobre sus hombros. 
Ya en su cuarto tomó en sus manos la enigmática piedra, a los pocos instantes se presentó el surco y sin esperar más invitación deslizó su mano por ella; la consabida sensación no tardó en aparecer, una vez más aquella melodía lo envolvía como una nube, no ofreció resistencia, aprovechó el instante y mentalmente deletreó el nombre Joaquín...lentamente fueron dibujándose letras, con suma facilidad leyó lo que ellas anunciaban, Yehoyaquim: "Dios construye"; hombre comunicativo, alegre, entusiasta, con mucha capacidad de expresión, dulce y tranquilo, humanitario, adorado donde quiera que vaya, un líder nato.  
Esas últimas palabras obligaron a levantar su mano, *¡Eureka!*, exclamó, aquél era el nexo que unía sus dos nombres, pues recordó que también Moshé fue catalogado como líder al lograr sacar a su pueblo de la esclavitud. 
Ahora sólo faltaba descifrar la pregunta clave:¿Porqué el había sido elegido para encontrar la bendita piedra? y sólo su viejo amigo del bosque podría arriesgarse a ofrecer una aclaración a tal enigma. 
Esa noche le resultó inmensamente larga pues fue imposible dormir, necesitaba llegar con los primeros rayos solares al habitáculo del anciano. 

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 Tercer capítulo 

 Con el primer canto de gallo, saltó del camastro, se vistió y partió con un puñado de frutos secos mordisqueando. Fue dejando una huella precisa y profunda en la tierra cuajada de rocío, a su lado, feliz, el can lo seguía. 
El último tramo lo hicieron casi corriendo, acelerado el pulso y con la mente tejiendo y destejiendo probables respuestas. 
No necesitó anunciar la llegada, el anciano sonriente lo esperaba sentado al pie del añoso árbol. 
   -Siéntate- Le dijo mientras le ofrecía un cuenco de arcilla con café humeante que parecía haber estado aguardándolo, agregó..
   -Sabía que hoy era el día. - Justo cuando la luna recogía sus últimos cabellos. -y dijo además ..
   -Bebe y desacelera la inquietud, - Y al pasarle una tajada de pan le dijo susurrante,
   -Debes abrirte a la experiencia de los tiempos, de cada segundo, sin planteos, aprender a recibir y vivir los dones. Hoy debes iniciar una nueva etapa, aprender a leer los signos que a cada instante se presentarán y será en concentración, humildad, aceptación y sin preguntas. En ellos y sin previo aviso, encontrarás respuesta a lo que ahora viniste a buscar. Cuando acabes el desayuno, inicia la vuelta a casa.- 
Quiso balbucear que no era justo, que quería y necesitaba saber más, pero al mirar el rostro del viejo, supo que lo primero era la aceptación. 
Se puso de pie y con gesto de resignación saludó y partió. 
No obstante abandonó el refugio del anciano, no regresó a su casa como le había sido encomendado. 
El ir y venir de sus pensamientos, como colibríes ante las flores, revoloteaban sin cesar, no le permitían calmarse. 
En un recodo del camino, antes de cruzar el arroyo, optó sentarse y junto a Guacho, decidió mirar el agua cristalina, que a causa de las últimas lluvias, el cauce había crecido notablemente; trozos de ramas, muchas hojas, correteaban en su curso. 
Y allí, en la calma reinante, antesala de un acogedor silencio, se amalgamaron a semejanza de un túnel del tiempo, y al percatarse de tal oportunidad, ni corto ni perezoso se internó en él... ...Temprano amaneció esa mañana, no alcanzó a despertarse completamente y un casi imperceptible ruido a sus espaldas llamó su atención, los pasos que ahora escuchaba se acercaban, en escasos segundos una silueta humana, así lo creyó, de grandes proporciones, quedó a escasos metros, había detenido su marcha....dedujo que lo observaba,,, 
   -¿Es a mí a quién busca? atinó a consultar... 
   -Si, por supuesto que tú eres la causa de mi visita, te ruego no te inquietes en recordar, no me conoces, lo cual no es necesario, estoy aquí para cumplir mi meta y ella es informar lo decidido allí en el mundo del más allá, donde se resuelve y dictamina a quienes se les acredita un específica misión durante su paso por este mundo que tu conoces y habitas. 
  -¿El mundo del más allá?, de acuerdo a las sabias apreciaciones de mi padre, quiero entender que te refieres a donde partiré al finalizar mi paso por éste mundo... y por lo tanto de allí no hay regreso, ¿verdad? 
   -Muy ciertas las palabras de tu padre, no obstante estoy aquí frente tuyo, me ves y me escuchas, y ello es una prueba fehaciente de la realidad que, si lo deseas, podrás verificar más adelante. Ahora presta especial atención y graba en tu mente, los transcendentales presagios que te entrego: Debes recorrer tus pensamientos con la precisión y decisión de un diestro cirujano, con la creatividad a flor de piel, y la grandeza que da la humildad. Parte de la humanidad ha perdido el rumbo y somete sin piedad y salvajismo al resto, que muchas veces calla por miedo o por no encontrar las herramientas para cambiar el rumbo-. 
Joaquin, lo mira entre inquieto, sorprendido y preocupado. 
El personaje sonríe y con ello hace posible distenderlo. 
   -Primera lección que aprendo- Dice presto….-¡¡Si!! tu risa me distendió a tal punto que vuelvo a respirar normal ¿y sabes? Puedo pensar con sabiduría.¡bien, es cierto, entonces no es preocupándose sino ocupándose. Primera semilla. Ambos se miran con complicidad. 
   -Veamos ahora, mira, ya tienes una herramienta; no es preocupándote, sino ocupándote. Debes aflojarte, asi tu mente y tu cuerpo serán capaces de reaccionar desde la esencia misma. En tu esencia tienes plasmado el flujo divino que despierta la conciencia ¿Para qué? Para que con tus actos seas ese individuo que despierte a otros, a defender sus derechos, a pensar que existe algo más que la mera apariencia, la disputa, la competencia. Muchas veces el Universo ha intentado esta entrega, por ello, han quedado grabadas varias pautas, que no todos cumplen. Es tiempo de hacerlo, desde tu inocencia de adolescente, puro, fresco e ingenuo, vas a ir sembrando. 
No obstante Joaquín escuchó todo lo vaticinado por aquél, tal vez, profeta, fue Moses el que casi a media voz atrevió a agradecer, con no poco asombro lo enunciado, 
   -No dudo, de tus palabras, respetable emisario, muy por el contrario, pues sé que mis ancestros fueron salvados de las garras de un tirano, por mi antecesor, y me cuidaré de no caer en la soberbia, pero el sólo pensar que se me ofrecen las posibilidades de continuar su camino, llena mi aturdida cabeza con quizás fantasiosas ideas y planes. 
Ambos quedaron en silencio, unos breves instantes.

El pastorcito, reaccionó, supuso que regresaba de un largo viaje, su fiel compañero trataba, a lambetazos, despertarlo. 
Se levantó de un salto, cual felino amenazado, *¡Caramba!* a juzgar por el sol, calculó que la hora era avanzada y partió casi a la carrera hacia sus lares. 
Intentó entrar descalzo para no encontrarse con sus padres….pues ¿Qué decirles para dejarlos tranquilos? Mientras hacía conjeturas, desde la semi-penumbra que aún reinaba en la casa, su mamá sonriente y con gesto cómplice le dijo… 
   -¡Vamos dime en que andas…!- Dicho esto se sentó para escucharlo. 
*¡Vaya no lograría zafar ¿que decir? reflexionando y recordando lo vivido, dejó que su alma, con calma encontrara respuesta* 
De inmediato, su madre dijo, 
   -No te esfuerces conozco con quien, donde y cuando te encontraste, pues luego de visitarte me visitó y me lo hizo saber. Si, hijo amado, nada pasa inadvertido bajo la faz del cielo, todo tiene una sincronía, solo basta hacerse uno con él y todo se aclara. Te ayudaremos hijo, a cumplir tu misión así como fuimos ayudados nosotros, al recibirte en nuestro seno familiar.- 
Sorprendido y aliviado escuchaba y se daba cuenta que era real, si era paciente, el universo se manifestaba. Solo atinó a sonreír y agradecer. 
   -Mamá, que fuerte y maravilloso a la vez es saber que tengo una misión, que mi vida tiene un porqué, un sentido. Ahora me doy cuenta que hasta la majada tiene un porqué, recuerda que fue por ellas que encontré la piedra que me llevaría a este presente- Mientras esto decía…miles de proyectos sobre volaban la mente y se arraigaban en el corazón. 


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María de los Angeles Roccato (Argentina) 

 Beto Brom (Israel) 


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*Registrado/Safecreative N° 1311199376869
 *Wonderful Lounge Music India and Arabic Balance Mix by TEKIU 
*Foto montaje, con imagen de Internet 



Café, medialunas y algo más...





Compartimos nuestro primer texto teatral , el cual hace tiempo dimos a luz, pero descansaba en archivos abrumados por otros, con sorpresa y entusiasmo lo desempolvamos y... lo presentamos... ojalá sientan igual alegría que nosotros experimentamos al escribirlo. Es un placer para nosotros realizar una obra compartida en amistad, donde la distancia no fue impedimento para lograrlo.



María de los Angeles - Beto

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Descripción de los personajes principales:

ELLA
Georgetta de origen itálico, soltera  ha llegado a una edad donde solo depende de sus ganas de hacer. Se siente artista y siempre va con mochila,donde porta cámara, cuaderno de bocetos y lápices de toda indole.. Suele instalarse en el lugar cuando el sol desparrama sus primeros hilos o cuando el cielo  los recoge convertidos en magentas y naranjas profundos. Viste informal y la cabellera  juega con el viento con gracia y muestrando algunos signos plateados.Detallista y amante de  todas las criaturas del universo.

EL
Don  Volf, hombre con años tras el mostrador; conocedor de los gustos de sus parroquianos, no son clientes son amigos; su mirada bonachona y un tanto pícara, le permite socavar, sin siquiera pronunciar vocablo, pequeñas intrigas. Su voz pausada invita al diálogo, es más, una sensación de tranquilidad invade a su interlocutor, al intercambiar sus vivencias, dudas o esas cosas que sólo con amigos se hablan. De cuerpo grande, que sólo su presencia implica respeto.

Descripción del escenario

Los cortinados del escenario estan abiertos. En el fondo, ocupando todo el largo de la pared, hay un típico mostrador de café de barrio, en el costado derecho, dos campanas, aparentemente de plástico, que se usan para proteger las masas y sándwiches; en el medio, una cantidad de tazas para los cafecitos, y rodeando, como cuidándola, una brillante máquina expreso. En el costado izquierdo del bar, una larga mesa. En el resto del espacio, desparramadas unas cuantas mesitas diminutas, características de los cafés, sillas acompañándolas.
Al costado derecho, debajo de las ventanas, unas mesas para cuatro; manteles de flores apenas las cubrían, un pequeño florero, con un clavel de plástico, daba el toco romántico. Al acercarse la hora fijada, comienza a escucharse una melodía suave de música de ascensores; la tenue luz que alumbra el escenario va paulatinamente aumentando, mientras hacen su aparición los actores, ubicándose en sus puestos. El dueño o encargado del bar,Don Volf, a juzgar por su delantal negro, entra,(por una bambalina izquierda,al final del  mostrador. Ocupa su lugar detrás del mostrador y comienza a repasar los vasos. Una pareja de jóvenes, todo abrazaditos, entraran encaminándose hacia una de las mesas con ventanas, la más alejada de los espectadores. Dos empleados, en apariencia por  sus portafolios, aparecen y se paran  frente al mostrador, de espaldas al público. Un viejo, con su amigo el bastón, hace  su entrada lentamente, mira a derecha e izquierda, elige la mesita del centro, se siente y comienza a hojear un diario. Tres muchachos, treintones, aparecen en escena riéndose, se sientan en la mesa larga, continuando con sus conversaciones, como ignorando el mundo que los rodeaba.
A esta altura, la música ha aumentado su volumen, el vapor emana como corresponde de la máquina expreso, y toda la escena, ahora completamente iluminada, cobra vida.


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PRIMER ACTO



Sacudiendo el cabello que parece bordado de cuarzos y tratando de cerrar el paraguas, Georgetta atraviesa la acristalada puerta y dice con la mejor de sus sonrisas
-¡Hola buona giornatta mi estimado Don Volf espero que la lluvia no se haya infiltrado en mi mochila arruinando la cámara y la carpeta de bocetos!- Lo dice mirando alternativamente al hombre que le devuelve la sonrisa y a la ventana, que le entrega la visión de un cielo vestido con chal de plata y delicada cortina de lluvia.
Al verla llegar y escucharla, Don Volf, sale de su escondite, el bendito mostrador.

-Buongiorno signora poeta, como dicen ustedes, no debería haber salido con este tiempo...- y acercándose agrega- ¿La ayudo en algo?

-Si! por favor un submarino y dos medias lunas, hoy desayunaré en la mesa siete y quiero recomendarle que vea la Feria del libro - Lo dice desde una cascada de risa cómplice, mirando por la ventana que permite ver el paisaje y que arropa algunas macetas rebosantes de flores.

-Por lo visto el tiempito húmedo le abrió el apetito, bien, bien, tome asiento donde mejor crea que le llegará su musa- Esboza una pícara sonrisa y da media vuelta en camino a su mostrador, mientras balbucea, -Feria del libro... no me acuerdo de eso, ¿que me quiso insinuar?, difícil entender a las mujeres, y menos a las poetas, bahhhh.... dice ubicándose detrás del despacho moviéndose de lado a lado, ocupándose de sus cosas.

Georgetta llega a su mesa elegida para el día y comienza a acomodarse. A los escasos minutos, mientras  el servicial patrón, coloca un expreso sobre la mesa del viejo del bastón, le dice en voz baja:

-Digame, amigazo, ¿usted entiende a las mujeres?- El susodicho, aparta la vista del diario, lo mira un poco asombrado y otro poco molesto y sin pronunciar vocablo, vuelve a ocuparse de lo publicado en el diario.

Al rato se acerca Don Volf, trayendo a la mesa de nuestra poetisa lo pedido; el humeante chocolate mezclado con el aroma de las facturas fresquitas, son un buen inicio para el acostumbrado ir y venir del diálogo entre estas dos personas; estos dos mundos que un día, por esas cosas sin explicación, comenzaron a escucharse, explicar e intercambiar ideas, que no siempre son entendidas, a veces por ella y muchas veces por él.

-Una pregunta, estimada señorita, y ante todo disculpa por la indiscreción pero...¿cómo se le ocurre qué escribir?
 
-Hummmmmm muchas cosas, puede ser este exquisito aroma que despierta mis sentidos -Dice oliendo el vaho que se levanta desde el precioso recipiente de cristal y mirando golosa a las medialunas - Mire amigo, para los creativos nato, todo puede ser motivante -Recalcando con cierto gesto de soberbia- Recuerde que soy fotógrafa y artista plástica.

-O sea que, es cuestión de mirar, o mejor dicho observar algo y ¡zazzzz! aparece una hada buena y le dicta lo que escribir, vea usted y yo me lo imaginaba  tan complicado; entonces la cuestión es tener buenos contactos, como en los negocios; también a mi, le diré, que de tanto en tanto al escuchar comentarios de alguno de mis amigos, sobre alguna posible inversión, que pudiera llegar a ser rentable, presto mucho atención, "observo", usted me capta, ¿verdad?, y más de una vez resulto ganador. Y ya que en estas estamos, ¿le puedo pedir un consejito?

-Ja, ja, ja...que agradable resulta conversar con usted, dele, cuénteme será un placer.

El  patrón, pide permiso y se sienta enfrente de Georgetta y casi a media voz  se dejó escuchar:

-El próximo sábado tendré mi primera cita con una dama, dudo que presente llevar, ¿que me sugiere?

La zaeta de la curiosidad se anida en las pupilas de la mujer que brillan ahora como esmeraldas sumergidas en el río y acomodándose más cercana a Don Volf le contesta casi en susurro y en tono cómplice, preservando el diálogo de los demás parroquianos.

-No me imaginaba esta situación que por otra parte me pone feliz, siempre pensé que debía modificar su vida afectiva, bueno pero vayamos a la respuesta, amigo mio, claro que que las mujeres somos insólitas en las reacciones, pero trataré de ser breve y eficaz  Perfume si conoce cual usa; flores exóticas o rosas rojas si su dama es pasional o blancas si es etérea  y aniñada; si muestra aires principescos y la quiere impresionar, una joya delicada pero engarzada en oro con algún diamante; si tiene buena figura, arriésguese con una bella prenda, evite los pañuelos, traen mala suerte en las relaciones o bombones si no está molesta con su peso.

-El escucharla ya me valió el día, ¡que lindo saber expresar lo que uno siente! ¿verdad? y usted, mi clienta preferida, es experta en eso de compartir sus opiniones, lo cual ya lo he comprobado.

Se recuesta un poco sobre la silla, y mientras los dedos de su diestra juegan sobre la mesa, dirige la mirada hacia el exterior del Bar,  y como pensando en voz alta: -¿Perfume? no me animo, es muy personal...dudo con las flores ¿pasional? ¿aniñada? hummm....una joya me resulta buena inversión, cumple dos funciones...bombones aunque finos, es demasiado cursi, ¿pañuelos? nooo-
Se levanta agradeciendo con suma cortesía, y se aleja de la mesa, con paso lento, parecería que murmura algo entre dientes, inclusive mueve un poco su cabeza de lado a lado, sin duda cavilando.

Georgeta lo sigue con la mirada entre perpleja e interrogante y sacando la cámara se levanta y camina hacia la ventana donde aun las gotas atrapan universos de color. Mientras busca ángulo para las tomas, murmura, - Fue cortés en su respuesta pero no lo convencí, bueno al menos lo hice pensar en posibilidades- Ajusta posición y empieza a retratar la belleza agrisada y de cristal que la lluvia le ofrece de regalo a los sentidos.

Mientras permanece enfrascada en sus quehaceres artísticos, todo en el Bar continúa con normalidad.
Se ve a don Volf llegar con una bandeja a la mesa de los muchachos y repartir a cada uno su pedido, intercambia unas palabras con ellos y vuelve a su mostrador. A los pocos instantes, sale de allí y se dirige a la mesa de la parejita de tórtolos enamorados llevándole dos tazas.  
Escucha la dulce voz que lo llama desde la mesa 7 y ni lerdo ni perezoso, para allí se encamina.

-¿Que se le ofrece, estimada? ¿Otra facturita, tal vez?

-No, por favor ¿Tendrá con que sacarle punta a este lápiz que acabo de destrozar?- ,Dice con una sonrisa tímida y una actitud suplicante.

-Faltaría más- Toma el lápiz y agrega -En unos minutitos vuelvo, no se me vaya, eh!!-  y  con paso rápido se dirige al mostrador.

Se lo ve atendiendo y conversando con los empleados sentados frente al mostrador, éstos entornan sus cabezas y arrojan un delicado vistazo hacia las ventanas, y rápidamente vuelven a conversar con don Volf, como despistando lo ocurrido. 
Dio la casualidad que Georgetta está precisamente mirando para el mostrador y capta aquellas miradas curiosas.
Al volver con el lápiz, don Volf, se percató que su admirada poeta, estaba recolectando sus pertenencias, como preparándose para abandonar el Bar.

-¿Que ha ocurrido, temprano nos deja hoy?. ¿Se siente bien?

-No, no, quiero sacar una instantánea del brillo que desprendían los ojos de los empleados al mirar hacia la ventana, creí encontrar diamantes en sus respuestas, pero no las pude tomar y preparaba de nuevo el lugar para seguir dibujando cuando el lápiz llegara- Lo dice con la mejor sonrisa, que por supuesto no convence al hombre.
El viejo zorro, la mira de soslayo, esboza una esforzada sonrisa y dice, mirando hacia la ventana:

-No quiere aclarar allí afuera, está  tan gris como aquí dentro- Y como esperando respuesta, se mantiene firme pero ahora mirando directamente a los ojos de la poeta.

-Su visión amigo mio es certera, pero cuando interviene en el agrisado ambiente la picardía o vuela la intriga, le aseguro las pupilas despiden un destello especial. ¿No lo ha notado quizás?- Dice reteniendo la mirada con intensidad de gacela acosada por el vendaval.

-Declino ante su superioridad verbal, ni siquiera intento igualarme; al igual que una simpática ardillita, no escatima rapidez para escabullirse entre sus capciosos vocablos poéticos. La dejo con sus quehaceres, mucho más valiosos que mi humilde profesión, de la cual no mucho me enorgullezco pero...¡¡Cest la vie!!- da una palmadita en el hombro de la artista, y retorna a su escondite.

La mujer titubea ante la inesperada respuesta que recibe entre incrédula y sorprendida,

-No, no es así, me parece que ha interpretado mal- Pero su voz se apaga en el recinto ya agobiado de parroquianos y voces....por unos instantes queda piboteando en esa  marea, respira, se distiende, sonríe y se dice...-Algo pasó, seguiré en mi tarea y cuando la geografía humana lo permita, volveré a hablar con don Volf, nuestra amistad bien merece la aclaración.

Las luces del escenario paulatinamente disminuyen la intensidad; acostumbrada señal de que simboliza la finalización del primer acto.

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SEGUNDO ACTO


Se enciende un cenital que apunta sólo a la mesa siete, el resto en penumbra. Por ello se deduce han pasado algunas horas, ha cesado la lluvia y algunas estrellas se reflejan en el ventanal y se perpetúan en las botellas.
 Ambos, Georgetta y don Volf muestran algarabía aunque el rimmel de ella denota el  paso de las horas y seguramente algún recuerdo contado  bañó con agua salobre a sus mejillas.
-Menos mal que se me ocurrió irme y volver, pues esto me dio la oportunidad de que aclaráramos y que nuestras conciencias quedaran tranquilas- Dice la mujer con evidente alivio.
El escenario ya esta a plena luz y muestra algunos clientes en espera de ser atendidos.

-Debo atender a mis parroquianos, con gusto continuaría conversando, siempre queda algo por conocer de su persona, en cualquier momentito libre me acerco, sepa disculpar...- Le regala una pronunciada sonrisa y sin esperar acuso de recibo enfila para el mostrador.                                                                                           
 Georgetta va a sacar la cámara cuando se le acerca Juan, un argentino también frecuente del lugar; hombre de mediana edad y con típico andar y decir de su país. Con un gesto grandilocuente, le acerca un pimpollo envuelto en celofán, sacándose el sombrero expresa:
-Buenas noches pebeta ¿Que ha pasado que andás tan tarde por aquí? ¿O es  que acaso ha quedado abierto el portal del cielo y una bella virgen ha salido a ver a los mortales?- Lo dice entre galante y sobrador.
Georgetta sorprendida, toma la flor, la huele y sin saber que decir, hace un gesto invitándolo a sentarse.  Está confundida, ha sido un largo día y aún no ha podido crear nada y además deseaba partir. Ya sentado, el hombre sigue su pretendido avance tarareando un tango casi en susurro y con evidente accionar de conquista.
Don Volf advierte la situación.
A los escasos minutos, el servicial dueño de casa, se presenta frente a la mesa en cuestión, y, mientras deja una taza sobre ella, dice:
-Aquí le traigo lo que pidió señorita- Y encarando bien de cerca al fulano, agrega:
 -Y vos, Juan Tenorio, que haces a estás altas horas de la noche por aquí, otra vez tu señora te puso  de patitas en la calle, ¿eh?- Y antes que el acusado alcance a abrir la boca para contestar, le pone una mano sobre el hombro como ayudándolo a levantarse, y medio sonriendo, medio ofuscado continúa:
-¡Vamos!, dejemos de molestar a la señorita, acompáñame al mostrador y allí me cuentas sobre tus rencillas matrimoniales, siempre me gusta escucharlas, son muy graciosas, vamos...- Y casi empujándolo lo lleva para el estrado.

Georgetta, con premura y con gesto evidente de alivio, acerca la taza humeante, sumerge la cuchara y con calma empieza a enfriar el líquido, exhalando lentamente, termina de aflojarse y se dice -Menos mal que esta pesadilla terminó pronto, además -ya con una sonrisa completa -No sabía los pormenores de la vida de este sujeto, bueno siempre se aprende algo nuevo.
De inmediato saca el bloc de apuntes y empieza a bosquejar lo que acaba de vivir.

Es posible apreciar y por supuesto escuchar, desde todo el recinto del Bar, en que forma el dueño del lugar discute acaloradamente con Juan; en un momento, entre las acusaciones del primero y las disculpas del segundo, don Volf se dirige hasta la puerta del Bar, que da hacia el exterior, la abre bruscamente de par en par, levanta una mano indicando la calle, y con su vozarrón dictamina:

-¡Fuera de mi Bar, Juan! y espero no verte por mucho tiempo por aquí, hasta tanto no sepas comportarte como un hombre respetuoso,¡¡¡YA MISMO!!!
De más esta decir, que el susodicho, con la cabeza  media gacha, como
escondiéndola entre sus hombros, sale apresurado, para evitar una segunda invitación del enervado patrón. Todos los presentes, sin excepción, quedan asombrados por el suceso, se escuchan murmuraciones entre ellos, dentro de un impuesto silencio general.
Después de sacar al sujeto, don Volf, cierra la puerta, se encamina hacia su puesto de trabajo, y exclama, en voz alta:
 -¡¡Todas las consumisiones a cuenta de la casa!! 

El silencio se rompe con un aplauso y risas generalizadas, la tormenta ha pasado y la cordialidad ha regresado. Georgetta se levanta presurosa con su cámara y pide estrepitosamente que le permitan sacar algunas fotos.

-¡Claro, es un momento histórico!- dicen al unísono una pareja de enamorados. Con amabilidad, accede a tomarles una imagen en el momento que se besan apasionadamente.
Unos muchachotes, llenos de energía propia de la edad, entusiasmados por la espontánea fiesta,  rodean a don Volf, y piden eufóricos, una foto para la posteridad.
Y allí va la fotógrafa que apresura a captar la naturalidad de la escena.

Entra al Bar el viejito del bastón; se nota su lógico asombro ante el bullicio reinante, situación inexplicable pues aquel lugar representa un refugio, para él y para la mayoría de los consecuentes clientes del lugar, allí gozan de paz y tranquilidad, que los aisla de la estremecedora vida exterior con sus estallidos y griteríos propios de la calle.
No arriesga pasos y en vez de dirigirse a su mesa habitual, busca cambiar unas palabras con don Volf; éste, muy ocupado en distribuir los pedidos de los clientes, no se percata de su entrada, y menos de que trata de hablar con él; por lo tanto desiste de su propósito y decide retirarse, no se acomoda a esta nueva fisonomía. Antes de salir, y con medio cuerpo ya fuera, entorna la mirada hacia el interior y musita entre dientes -Que lástima, necesitaré buscar otro Bar...
Mariquiña, una mozuela española que de vez en cuando suele darse una vuelta por el lugar, justo va entrando y se percata, por el gesto del personaje saliente, que algo lo ha molestado, detiene su macha y lo sigue, todo ello motivado por el recuerdo de su abuelo, a quien tanto amó. 
Adentro el jolgorio se hace más palpable. 
Pasa un tiempo...y deciden entrar. 
Hay luminosidad en ambos integrándose ya sin problemas y se sientan en la mesa veinte, al hacerlo, la niña llama a Georgetta con un gesto y una picara guiñada le dice:
-¡Pues si, sácanos a ambos festejando este encuentro, hemos hablado fuera y mira...hemos fraternizado luego de un algunos intercambios de palabras, y por supuesto le he dado el "certificado! de abuelo por elección, y él me ha recibido como su "nieta" por idéntico motivo, pues lo vi tan enfadado al salir, que decidí seguirlo para ver que le pasaba, y bueno, este es el resultado- Enfatizando las palabras cuajadas de ternura. 
Vuelve a su mesa-refugio, se sienta, deja su máquina y toma la carpeta de apuntes. Durante unos minutos, escribe y escribe; queda como aislada de la algarabía reinante. Se levanta, toma nuevamente la estampadora de imágenes y con pasitos rápidos llega hasta el mostrador; se ve que habla con uno de los muchachos y le entrega la máquina fotográfica; luego llama a don Volf, que se lo ve muy atareado en medio de sus idas y venidas atendiendo a sus clientes. 
-Don Volf, ¿me permite molestarlo un segundito?, deseo entregarle esta pequeña nota, -y en el momento que pone en su mano un trozo de papel, son "sorprendidos" por un potente flash.
-Lo logré-, dice con suma satisfacción el joven, convertido en flamante ayudante de fotógrafa, y agrega..-Espero que haya salido bien, señorita....
-Yo también así lo espero...tendré un buen recuerdo de una hermosa fiesta y de un caballero de verdad- dice la española. 

Las luces se van apagando, poco a poco...los parroquianos van abandonando el lugar, también la música se va disipando a medida que cae el telón. 

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Geogetta: María de los Angeles Roccato (Argentina) 

Don Volf: Beto Brom (Israel)


*Registrado, Safecreative N° 1305095080265
*Música de fondo:  “El día que me quieras/Gardel-Lepera/Máximo Spodek al piano