sábado, 13 de junio de 2020

GARABATEANDO






En el mundo conocido, éste que nos rodea, caminamos tratando de conocer y aprender.
Ayer nos caímos, un obstáculo interfirió nuestros pasos, creímos desfallecer…un dolor agudo nos obligó a recapacitar, pues si, erramos.
No hubo lugar al arrepentimiento…el perdón no tuvo cabida…era el momento de tomar decisión, crucial bifurcación…seguir cavilando o afirmar nuestros pies, dejar atrás lo vivido, levantar la cabeza, mantenerla erguida, y avanzar sin escrúpulos, con la vista hacia adelante, no importando las curvas, baches o piedras…no desfallecer, la consigna a cumplir sellará nuestro triunfo.




No, no fue un sueño. Estaba despierto, muy bien despierto.

Quizás era un recuerdo de algo leído, tal vez...pero entonces cómo era posible que “aquello” se desvaneció, se evaporó a semejanza de un copo de nieve en el viento de una tempestad.

Caviló, una imprevista idea alumbró su mente… ¿Sería factible que fuera un aviso de un previo ataque cerebral? Si, fue un chispazo, una verdadera alerta. Una luz roja, si, sin duda, estaba perdiendo su lucidez, no lograba centralizar su pensamiento…

Abrió los ojos…un dolor infernal afecta su cabeza, la tomó entre sus manos…gritó…-¡¡¡NO AGUANTO MÁS!!!

Escuchó voces a su alrededor…trató de abrir sus ojos…apenas lo logró, veía siluetas difusas…balbuceó…-¿Dónde estoy…que me pasó? –Estoy sufriendo, ¡¡DEJENME!!

Las meditaciones sobre su paso existencial, permitieron evaluar sus triunfos, derrotas, actos, actitudes, como ocurre con todo ser humano, cuando se sienta abrevar en el camino para autoevaluarse, identificarse con su YO interno, reconociendo que la resiliencia, según como la desarrollemos, nos conducirá al triunfo o a la aplastante derrota, que nos inclinará por la desesperanza y resignación.

El empecinamiento en actitudes negativas y hasta indeseadas nos conduce hacia una existencia en desarmonía con el universo.

Ahora se daba cuenta que no fue un sueño lo que le aconteció.

La voz de la conciencia reclama silenciosamente y crea sentimientos de culpa o de satisfacción.



Repentinamente surgen avisos íntimos que llegan en forma de susto, y la intuición encierra presentimientos de que algo nos va a ocurrir y todo se tornó en realidad ante el intenso dolor de cabeza que le aquejaba y dominaba, aquellas eran palpables visiones que oscilaban entre su estado de ánimo y el físico emocional.


Después de recapacitar, volver una y otra vez sobre sus cavilaciones, creyó ver una posible explicación a sus dudas, o mejor dicho, errores acumulados en el viejo camino recorrido. Quizás se estaba acercando a la recta final, y entonces todo tomaba un cariz distinto, así podría captar la onda que, pese a sus esfuerzos, en vano le fue posible sintonizar.

Ya convencido de su posición actual, trató, ahora ya con los elementos adecuados, profundizar en sus pensamientos y analizar la situación con el nuevo color de sus lentes.

Todas estas apreciaciones, nos conducen a la autoevaluación que nos hacemos muy íntima y secretamente y que nos lleva al análisis de nuestras acciones, hechos, como garante de si hemos actuado bien, acertada o pesimamente; determinando de esta manera si cristalizaron los sueños anhelados, el proyecto de vida, el progreso, la seguridad del porvenir, o si dudamos muchas veces por la incompetencia, negligencia, desánimo, desinterés, falta de estímulos condicionantes, como ejes propulsores de la motivación, aunada al apoyo de las personas que nos rodean, los educadores, la familia, la sociedad en general.

Muchos afirman refiriéndose a otro individuo: Parece que no tiene espíritu... y eso es precisamente, lo que marca la diferencia.



-¡Por fin abres los ojos!, buen susto nos diste… ¿Qué te pasó, te caíste, recibiste un golpe?

Miró a su alrededor, estaba en su casa, acostado en el sofá del living…

-Estoy cansado, rendido, necesito descansar…

-¿Descansar…volviste de algún viaje y ni siquiera nos enteramos? jajajaja…

Escuché la voz de mi otro yo…-“Déjalos, no lo van a entender”



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Autores

Trina Mercedes Leé Montilla de Hidalgo (Venezuela)

Beto Brom (Israel)




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*Imagen de la Web c/texto anexado

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