domingo, 29 de octubre de 2017

Estos días que vivimos







*Como todo ser humano caminamos por la vida esperando ser acogidos, respetados y queridos y, a su vez, otorgar lo mismo a los demás sin distinción alguna, pero, ¿qué pasa en el Mundo?, ante el primer desacuerdo, en el ámbito político, religioso o el que sea, la violencia se hace presente y determinados grupos o pandillas hacen detonar enfrentamientos internos y/o externos para hacer valer su postura, comenzando con ello la retirada de la Paz como también, muchas veces, el de la Libertad.

*Una temible verdad estás anunciando, a semejanza de un preámbulo de una obra cercana a estrenarse, en la cual todos los personajes jugarán el papel de sus vidas. Uno a uno, escondido y protegido tras su máscara, expondrá el máximo de su maestría para representar la primera y única función que contará la historia de un mundo que no tuvo futuro. No hay duda, sin Paz y sin Libertad, la vida carece de sentido.

*Son tantas las interrogantes que una se hace, como por ejemplo, ¿cómo se puede remediar los estragos que causa la violencia y cómo se puede y/o podemos restaurar actitudes más constructivas para así evitar la historia del mundo sin futuro? ¿Será posible que el único antídoto del cual disponemos es que todos vayamos a una contienda para impedir esa violencia que aborrecemos? ¿No es algo paradójico el solo pensarlo o imaginarlo?

*No olvidemos, querida amiga, que desde que aparecimos en este mundo, luchamos, ya en aquél comienzo, para subsistir; inclusive ideamos elementos de ayuda para lograr nuestros objetivos, y entre ellos ocuparon un destacado valor las armas, que llegaron, en oportunidades, a socorrernos y es más a generar en nosotros el sentido del poder, lo cual logró, a través del tiempo, convertirnos en poderosos y fue allí donde, paulatinamente, comenzó a cambiar nuestra idiosincrasia. Pues entonces, si tenemos en cuenta la consabida trasformación, quizás podríamos comprender y responder a todas tus inteligentes preguntas, ¿no lo crees?

*Efectivamente, amigo Beto, desde que aparecimos en este mundo hemos luchado por subsistir y con ello hemos ido sufriendo mutaciones o alteraciones en el curso del destino de la Humanidad permitiendo, lamentablemente, que el germen de la violencia se aloje en nuestras mentes y en nuestros espíritus. Hoy en día tenemos un estándar de vida superior al que disfrutaron generaciones anteriores, sin embargo, todo lo que constituye la construcción actual de la vida no es capaz de conducirnos hacia un nuevo norte donde podamos vivir en paz dejando de lado el mosaico belicoso que nos ofrece el panorama del Mundo. ¿Será, entonces, que por subsistir hemos tomado desde el comienzo de la vida un camino errado y hemos seguido construyendo sobre bases falsas y poco sólidas?

*No, querida amigaza, por favor, no debemos generalizar, dejemos ese ardid en manos de los estadistas, que con tal de efectuar diagramas y conclusiones, son capaces de introducir todos los parámetros en un solo recipiente, sin hacer distingos. Lo que sí, interpreto, que ha ocurrido y es de lamentar que aún en la actualidad padecemos de tal “falla”, por la cual sectores enceguecidos se vuelcan al extremismo, arrasando las bases mismas de la humanidad, y logran, escondidos tras banderas falsas, embaucar a multitudes, convirtiéndolas en masas sin conciencia, capaces de aniquilar todo lo que encuentran a su paso. No debemos desesperar, miremos siempre adelante, con la frente bien alta, manteniendo firme la consigna de Paz, en pos de un mundo mejor.



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Autores

María Cristina Sforzini Sepúlveda (Chile)

Beto Brom (Israel)


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*Registrado/Safecreative N°1710294668457

*Imagen de la Web c/texto anexado

*Música de fondo: Rivers Flows in You/Yisuma



jueves, 12 de octubre de 2017

Confesión sorpresiva








Iba Matilde a la escuela, mientras caminaba por calles llenas de médano, en pleno corazón del llano, sin aguantar la tentación de detenerse de tramo en tramo, para recoger hicacos de arbustos frondosos. Cursaba el cuarto grado, la acompañaban sus dos hermanos. Era un pueblito rodeado de garzas blancas y corocoras, de lagunas encantadas como la de Las Mujeres, con patos silvestres nadando, entre tupidos follajes que le brindaban al paisaje, una belleza increíble.

Así transcurría su vida, entre estudios y juegos inocentes, donde ella era la mamá, Johnny el papá, y los otros hermanos, los hijos, tal vez copiando el patrón de su hogar y los oficios que realizaba su progenitora.
Tenían un rancho en el patio, donde cocinaban lo que se llevaban de la alacena. Allí compartían, se bañaban con una manguera introducida dentro de un pote al que le hacían huecos con un clavo para convertirla en la regadera, en fin, eran ¡tan felices!
Su padre era ecónomo en una compañía que construía carreteras y por eso viajaban y se mudaban mucho, cuestión que agradaba a Matilde y que forjó en ella un espíritu aventurero.
Cuando llegaba su tía Hilda, hacia su maleta y se iba con ella a Caracas. Allí estudiaba un grado de primaria y luego, otro en diferente población.

Así estuvieron, hasta que cursaba el sexto grado, cuando la mandaron a llamar urgente de la capital porque se iban para las tierras andinas de donde era su mamá. No sabía la causa de ese viaje tan repentino. Igual iba emocionada aunque con mucho susto porque la carretera era angosta con tantos precipicios que la obligaban acostarse en el piso de la camioneta.
Cuando llegaron de noche a la ciudad de Valera, empezaron a buscar la dirección de las hermanas de su mami. Al fin dieron con una de ellas llamada Altagracia y se alojaron esa noche mientras conseguían una vivienda para alquilar. El encuentro fue emocionante, duraban tantos años sin verse que sabe Dios cuántas cosas tenían por contarse, Se anexó la hermana Chinca y todo fue un jolgorio hasta el amanecer.
Matilde estaba asombrada por la forma como hablaban. Era un dialecto diferente al que estaban acostumbrados. Uno de los primos se cayó y vino la mayor a decirle Altagracia: -Mamá se cayó el chiche y se hizo un ¡chichote! A lo que la tía contestó: -¡Échele agüita! Matilde no aguantaba la risa, pero disimulaba.

Consiguieron una casa alquilada de alguien que formaba parte lejana de la familia. Era cómoda, espaciosa, sencilla, con un gran patio. Todo era alegría y sorpresas, encuentros, visitas, paseos, nuevas y gratas vivencias.
Las hermanas de Antonia, que así se llamaba su mamá, empezaron con la preguntadera y aconsejadera… y ¿Matilde no sabe aún la verdad?, tenías que habérselo dicho desde hace tiempo. ¡Ella tiene derecho a saberlo!

Tantas fue la insistencia, que un día David, su padre, la llamó y le dijo, siéntese aquí que vamos a conversar… Lo que quiero decirle es algo que hemos tenido en secreto y ya es hora de que lo sepa… Usted no es hija nuestra… y antes de captar el mensaje que escucharon sus oídos, éste prosiguió…un día gris y frío alguien dejó un canastito en nuestra puerta, y allí dentro, envuelta en unas mantas lloraba un pequeño retoño…no salimos de la sorpresa, pero rápidamente nos ocupamos de arroparla y alimentarla, pues de una hermosa niña se trataba, sin dudarlo la llamamos Matilde, a consejos del abuelo Frank, alemán de nacimiento, pues no explicó el significado del nombre propuesto, “guerrera y valiente”, y todos aprobamos su iniciativa; con el tiempo fuiste una más de la familia, todos te cuidamos, y el tiempo pasó…
Matilde, con los ojos cargados de lágrimas, alcanzó a balbucear… pero…no puede ser…entonces no soy de la familia…salió corriendo al patio se tiró al suelo y empezó a llorar como nunca, se sentía triste, asombrada, se preguntaba internamente tantas cosas, aunque nunca había notado diferencia alguna en relación al trato, más bien era consentida por ser la única hembra.

Las tías estaban satisfechas, en el fondo; las entusiasmaba el haber revuelto el avispero al descubrir un secreto guardado por tantos años, cuestión que no debe ocurrir porque los derechos del niño, se violan sin más intención que evitar una decepción. Lo aconsejable es ir diciendo la verdad desde la más tierna edad y se incurre en este error por el mismo amor que se siente hacia la criatura para la cual no se ha puesto reparo ni obstáculos para levantarla, formarla y educarla.

Así que entre las clases, el compartir con la familia, las nuevas amistades, colegio y maestra, se fue disipando la tristeza, todo se convirtió en la fuerza de costumbre por la sana, alegre y armónica convivencia en ese hogar tan feliz.



Y una tarde, Matilde junto con sus hermanos y primitos jugaba en la plaza del pueblo, era un día festivo, muchas familias con sus hijos colmaban el lugar, los vendedores ambulantes ofrecían, a toda voz, sus mercancías, para conseguir la atención de mayor cantidad de clientes.

Una señora sentada en uno de los bancos que rodeaban el predio de los juegos, observaba a los pequeños diablillos que correteaban, sus risas y gritos inundaban el ambiente de fiesta; sus ojos se centraban en una niña, ella la atraía en particular, sintió necesidad de acercarse, tocarla, hablarle, abrazarla y besarla; pero una fuerza interior se lo impedía, lagrimas brotaron de su ojos, un frío cubrió todo su cuerpo, aunque gozaba estar allí y verla, prefería esfumarse y desaparecer, no podía soportar el dolor, la impotencia.

Una pelota rodó y quedó trabada bajo el banco donde estaba, dos niñas corrieron y se acercaron para recogerla, una de ellas, la miró en los ojos y mientras se agachaba para recuperar la pelota, le dijo: ¿por qué llora, señora, se siente mal?-
Quiso responder, no obstante, las palabras agolpadas en su boca, no lograron salir, aquello era demasiado, se levantó, y a pasos acelerados se alejó de allí, perdiéndose en el público.

Matilde sosteniendo la pelota le dice a su amiga Juanita, -¿Le viste la cara a esa señora, estaba triste, lloraba, pobrecita, quién sabe por qué?, bueno… vamos a seguir con el juego, todos nos esperan.

Todo esto demuestra que las acciones indebidas se pagan con el castigo del cargo de conciencia, los sentimientos de culpa, la intranquilidad emocional y que el verdadero padre es el que cría, no solamente, el que engendra.





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Autores
Trina Mercedes Leé Montilla Hidalgo (Venezuela)
Beto Brom (Israel)

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*Registrado/Safecreative

*Imagen de la Web con texto anexado

*Música de fondo: de la Web