sábado, 28 de noviembre de 2020

Un mensaje en la ventana

 



 

 

Creyó conveniente salir, estaba agotado, no era el común cansancio, era un peso sobre sus hombros raro, inaguantable…si, saldría a caminar, quizá el aire de la madrugada lo tranquilice.

Ya al salir, captó que su decisión fue la correcta…encaminó sus pasos hacia el parque, allí con seguridad podría caminar a su libre albedrío…una leve sonrisa creyó sentir en su rostro, que ya hacía días había perdido el color de vida, más bien aparentaba ser el de un convaleciente afectado por una enfermedad crónica.

La falta de costumbre empezó a sentirse en sus músculos fláccidos, carentes de vigor y elasticidad. Se esforzó y aumentó el ritmo, no se dejaría vencer tan rápido.

Cuando llegó hasta la fuente del centro, se asombró al encontrar un grupo de personas efectuando movimientos que en el primer momento le parecieron algo raros. Todos al unísono como respondiendo a un plan determinado.

Eran gente mayor, un mujer pequeña estaba frente a ellos, todo su cuerpo pareciera de goma, levantaba y bajaba los brazos, abría y cerraba las piernas, todos los movimientos a semejanza de un marioneta humana…y el grupo la imitaba, paso a paso, como autómatas.

Detuvo su marcha, creía estar en un lugar imaginario…optó por quedarse a un costado y observarlos.

Ella,…la mujer pequeña, le brindó una sonrisa y una mirada dulce con la cual le invitaba a unirse al grupo…miró a su derecha, luego a su izquierda, pensando si se dirigía a él con esa invitación y con una leve sonrisa negó unirse aunque en realidad se sintió tentado a hacerlo.

Tal vez su cuerpo ya no era obediente como hace unos años como para seguir los movimientos tan practicados por los demás.

Muy cerca había un banco, se dirigió a él, le sacudió las hojas secas que caían de los árboles y se sentó sintiendo alivio en su interior, le gustó la idea de estar allí, necesitaba esa paz, un momento de tranquilidad y sosiego lejos de los problemas que dejó en la casa.

El silencio sólo lo rompía el sonido del agua de la fuente y algún andante rezagado que volvía a su casa.

Seguía observando a aquella joven que con sus movimientos daba alegría al grupo.

De vez en cuando miraba a lo lejos, levantaba la mirada hacia el cielo y esas nubes negras que parecían observarlo a él…ellas le enviaban un mensaje…no conseguía descifrarlo… ¿estaba soñando despierto?...insólita sensación…su mente recibía impulsos…una ráfaga de colores a semejanza de un inmenso arcoíris aclaró el cielo, las nubes desaparecieron…una veloz y blanquecina ráfaga bajó del cielo…aquél banco quedó solitario, dos hojas desprendidas del árbol que lo cubría, quedaron allí como muestra de la continuidad…

 

La luz del día terminó su función, se encendieron las farolas del parque, la luna apareció allí arriba, custodiando…una noche más dijo presente.

 

Unos suaves golpecitos en la puerta de la casa de German, entorpecieron el silencio…la voz de su amigo Darío…

    -Heee, muchachón, despierta, te estamos esperando…ya es tarde…

    - ¿Esperando para qué?-  Preguntó German.

 

Sus ojos crecieron, su mente aún no despertaba del sueño, intentaba volver a la realidad, sus movimientos eran lentos, más de lo normal…

Por lo general era muy despistado, pensó Darío, pero olvidarse de la reunión de hoy no era propio de él…preocupado insistió en el llamado…

    -¡Hey!.....German, ¿estás bien?

Germán respondió con un gran suspiro y tomó una bocanada de aire….

    -¡Si, estoy bien!

Se acercó a la ventana y dirigió su mirada hacia el parque, recordaba haber estado allí pero no recordaba cómo llegó a casa…. El cielo tan azul y el olor a eucalipto despertaban en él sensaciones muy extrañas, recordaba la sonrisa de aquella muchacha, su rostro, su mirada dulce…… sacudió su cabeza y se dirigió al lavabo….el agua fría y las prisas de Darío le hacían volver a la realidad…

     -¡Ya!...estoy listo, vamos, no hagamos esperar a los demás…

Antes de cerrar la puerta miró hacia tras, su cama, aún con dudas se preguntaba… ¿Fue un sueño?

El día empezó y continuó en forma normal, la reunión fue todo un éxito, los compañeros de la empresa y en especial Darío, lo felicitaron por el logro concretado, pues su disertación sobre el proyecto fue lo que determinó la tan anhelada resolución de la Dirección que daba de esta manera, la iniciación de las obras.

Fueron todos a festejar, y recién cerca de medianoche, volvió a su casa. Y allí lo esperaba una insólita sorpresa.

Al abrir la puerta escuchó unos pasos que venían de la cocina… ¿Tacones? 

El aroma a café y galletas recién horneadas hacen que se dibuje una sonrisa en la cara de Germán…¡¡Catalina!!

    -Hola Germán… ¿enterramos el hacha de guerra?...- En voz baja y con pasos muy despacio se acercó a él…

Germán la miraba con sorpresa y felicidad…esa carita de porcelana fina imposible de olvidar lo dejaba sin palabras.

    -¡¡¡Qué bien huele!!! …- Exclamó Germán mientras se acercaba a Catalina y dándole un fuerte abrazo le susurró al oído…

    -Te he echado mucho de menos…

Ella lo apretó contra su pecho y le respondió….

    -Yo también a ti.

Como siempre, los reencuentros son emocionantes, y más cuando el amor está de por medio.

Germán sonrió, y sin darse cuenta enfocó su mirada a la ventana desde la cual se observaba el parque…creyó vislumbrar un figura pequeña que lo saludaba…

    -No, no puede ser…

    -¿De qué hablas, amor mío, qué es lo que no puede ser?

 

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Autores

María Dolores Suaréz (marialoli) (Islas Canarias/España)

Beto Brom (Israel)

 

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*Imagen de la Web c/texto anexado

@DERECHO DE AUTOR/REGISTRADO


Encuentro para recordar

 



 

 




* A hombros de un gigante subías la colina, reías a carcajadas muy feliz, yo sentí miedo al verte, parecía que no fuera real. Te dejó colgada de un árbol de largas ramas, balanceabas tus piernas como si fuera un juego.
Mientras te observaba percibí que caían las hojas del árbol, como estrellas brillantes que caen del cielo, muchas no llegaban al suelo, volaban a lo alto de las copas de otros árboles y en su lugar crecían con rapidez unos pequeños frutos de color rojo.
Me acerqué silencioso y sin parpadear para no perder detalle de algo tan extraño y a la vez hermoso.
Al acercarme pude ver que llevabas un sombrero negro con hojas doradas y escuché una voz tan suave, tan dulce, cantabas en un idioma que desconocía.
Cada vez más cerca pude ver unas huellas enormes, en cada una de ellas crecían margaritas y revoloteaban mariposas de mil colores.
¿Mi imaginación? Era tan real que allí quedé asombrado y maravillado, esperando que bajaras del árbol...



*Ante todo te adelanto que soy real, aunque no cualquiera logra verme, y tú posees todos los requisitos para lograrlo. Eres una persona sencilla, joven, libre y jovial, y lo principal… amas la naturaleza. Cuando te vi paseando, gozando del aire, del sol, de los árboles y las flores… y correr tratando de acompañar en su vuelo a las mariposas…me dije, debo bajar y conocerte más de cerca. Y aquí me tienes, a tu disposición…noto que quedaste asombrado… ¿Deseas preguntarme algo?


*Muchas preguntas me gustaría hacerte. ¿Quién eres?, ¿O qué eres?... ¿Eres un Hada?... ¿Un ser mágico? … ¿O simplemente eres una niña diminuta?
¿Cómo es que siendo invierno en el pueblo y las montañas están cubiertas de nieve, a tu alrededor es primavera?
No quiero incomodarte con mis preguntas, siento unas ganas enormes de correr, saltar, jugar, respirar profundamente el aire de la mañana, un aire diferente y puro, el sol brilla con intensidad y no puedo dejar de sonreír, estoy feliz y me pregunto ¿Por qué?
De repente mi mirada se centra en ese otro ser, tan largo como el árbol más grande y tan silencioso como la noche más oscura, me fijé bien en sus ojos tristes y luego en sus pies, tan grandes y brutos, tal vez de cientos de años, lo observé todo y sin darme cuenta vi caer una lágrima a mis pies.



*Debo confesar que irradias ondas que atraen, esbelto joven, ahora entiendo el porqué de mi llegada. Tu alegría es como un halo que te rodea. Nada opaca tu bienestar, es más, tu cercanía contagia, y lograste que el día sea más bello, mucho te agradezco.
Quisiera dedicarte un regalo… ¿Qué prefieres? Dilo y te complaceré…



*¿Un regalo? ¿Quieres decir que me concederás un deseo o algo así?
Serian tantas las cosas que se me pasan por la mente para pedir que sería muy difícil elegir una, cierto que ver tantas cosas fantásticas a mi alrededor, sentir esta magia que rodea todo lo que mi mirada llega alcanzar a ver, ya siento que tengo mi regalo…. esta felicidad ya es mucho, pero siiiii...quiero algo….
Mira mi pueblo, parece triste, oscuro, los árboles sin vida, no hay niños jugando en la nieve ni los vecinos conversan entre ellos, ya no hay alegrías… ¿Puedes hacer que sientan felicidad? ¿Que disfruten de los días, aunque sean fríos? ¿Puedes hacer que sientan un poquito de lo que me has hecho sentir a mí? ¿Sí?




*Tus deseos reflejan tu inmenso corazón, por lo cual te nombro Embajador de la Felicidad, ve y encuentra a tu gente, comparte con ellos el cariño que desborda de tu cuerpo, estarán contentos de recibirlo…un nuevo y floreciente amanecer cubrirá el pueblo, ve…hazlos a todos felices…



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Autores

María D. Suaréz (maríaloli) (Islas Canarias-España)

Beto Brom (Israel)


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*Imagen de la Web c/texto anexado

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