Hacía tiempo que su vida parecía haberse
serenado, mejor dicho sus sentimientos domesticados…
Muchas habían sido las etapas donde las
emociones titilaban….se hacían fuerte…o desaparecían en el vértigo de un
carrusel que se resistía a parar.
Pero todo fue inútil: ocultar, razonar,
enojarse, lacerar la piel y el alma….todo inútil….
Inútil y definitorio fue cuando Romina
vio caer el rumoroso caudal de bucles
sobre la espalda bronceada de Cintia. No pudo o no quiso privarse de saborear
el perfume y el brillo que despedían…Descubriendo entonces que todos sus
delirios afloraban limpios, sin trabas ni brumas…Intacta fluía en su mente y
sentimientos, la presencia de esa mujer…Por una parte la inquietó, por
otra le trajo paz pues así…sin
proponérselo y desde su esencia, estaba la definición de su vida.
En este detalle encontraba la fuerza para
asumir la responsabilidad de su verdad.
Desde aquella tarde ya no pudo mentirse
más….debía afrontarlo, o perderse en la bruma de la negación y del fracaso eterno.
Muchas veces y casi con descaro había dejado
huellas...que nadie parecía recoger, reconocer o detectar.
Era el momento de afrontar la realidad,
especialmente frente a “ella”, su madre…mujer pacata y soberbia…..¡¡Dios que
encrucijada!! Asumir y perderlo todo quizás o hablar y…¿¿¿Quién sabe el
resultado???
Decidió comenzar su odisea con sus más
queridos, sus padres…la misión sería difícil, más bien escabrosa, revelar su
secreto, esa verdad que ardía dentro suyo, y mostrarla, sin más, ante dos seres
cercanos, sangre de su sangre.
Aquella noche invernal, la pequeña familia
estaba reunida frente a los leños acogedores del hogar…el silencio sólo era
interrumpido, de tanto en tanto, por el crujir del fuego…pequeños haces rojizos
salpicaban el ambiente…fue el momento en que Romina creyó conveniente…y así,
como si continuara una frase, lanzó al aire unas sencillas palabras…
-Quiero compartir con ustedes algo que desde tiempo, alberga en mí,
espero que comprenderán…mi atracción sexual, física, emocional, se inclina
hacia las mujeres y no hacia los hombres.
Percató dos pares de ojos enfilados hacia
ella…los soportó sin inmutarse…aguardó…
-¿Qué,
nos quieres decir, que eres lesbiana?
Así reaccionó el padre, como gritando la
pregunta, levantándose y tras pararse frente a su asombrada y asustada hija,
que no esperaba esta desenfrenada actitud.
Susan, su madre, no emitió palabra alguna, las
facciones de su rostro demostraban el dolor intenso, quedó petrificada, sus ojos se bañaron con
lágrimas, miraba a Romina vislumbrando una incógnita que no encontraba salida.
La escena pareció invadida de rayos y
centellas…no obstante, el silencio era fuerte, denso, profundo; silencio que le
dio pie a Romina para reflexionar… ¿Había elegido el momento correcto? ¡No…! lo
cierto es que había descargado con la furia de un vendaval su secreto….quizás
otras formas hubieran funcionado mejor…Con la mirada intentaba pedir perdón y
¿por qué no?: ser escuchada, comprendida, valorada…
El canario, desde la cocina emitió un pequeño
trino…parecía comprender la situación, quizás…convertirse en hilo conductor del
sosiego.
Todos miraron hacia él mientras la niña, comenzó a recordar detalles
que había sembrado a diario, para alertarlos de lo que estaba pasando en su
ser… ¡fueron tantos y muchas veces hasta osados! ¡No obstante, siempre
inútiles!
Sintió la mirada de sus seres queridos:
asolados, brillosos, en fin, ¡ahora si había sido escuchada…!
-Quiero que sepan que fueron
días…meses…años…donde dentro de mí había algo que no encajaba…desde la ropa, el
perfume, los modales, las tareas femeninas que sentía impuestas, porque no me
seducían. Cuando algún compañero me piropeaba o se acercaba en afán de
conquista no me gustaba. Amaba las tareas masculinas y me preguntaba ¿Qué me
pasa? Un cosquilleo recorría mi columna, intenté muchas veces preguntarles y
siempre me contestaron con evasivas. Me sentía como pez fuera del agua, algo
faltaba, otras veces sobraba….lo cierto es que no era feliz. ¿Alcanzan a
entenderme? He sufrido y sufro por esta carga que no elegí llevar…pero aquí
está latiendo en todo mi ser…
La leña estaba convertida en cenizas…el frío
latía en las paredes y en los rostros, el reloj dio la media noche…todos de
golpe se levantaron y dijeron “buenas noches”. El padre dijo, - Espero tener
claridad habiendo dormido…- la madre aprobó con el gesto y todos se fueron de
allí.
Romina pese a la escena vivida, estaba
aliviada, ahora sabían, mañana quizás podríamos hablar…Mañana…mañana será otro
día…
Y llegó la mañana…el desayuno congregó a la familia…no obstante de estar servida la mesa, nadie probó bocado, la tensión era factible de sopesarla en el aire…Romina intentó balbucear unas palabras pero su padre se adelantó, y con un dedo apoyado en sus labios, la miró con tristeza…
-No digas nada más hija, no es necesario, ya entendimos…tu revelación ha echado por el suelo todas nuestras esperanzas, arruinaste tu vida y por consecuencia la nuestra, que dolor…
-Muy por el contrario, papá, soy feliz, ¡¡muy feliz!! Y quiero compartir con ustedes mis inquietudes, mis sensaciones, mi felicidad, no me rechacen, solo les pido que me acepten como soy.
-Imposible- expresó su madre- no es verdad, esa que habla no eres tú, te desconozco, ¡¡¡ya no eres mi hija!!!- y rompió en un ataque de lágrimas que desgarraron el corazón de Romina, quien se levantó y trató de abrazarla, pero su padre lo impidió…
-Vete de esta casa, no podemos soportar tanta tristeza…tu presencia nos hunde en la desesperación, ¿es que no lo entiendes? Sal ya de nuestra vista, ¡¡¡desvergonzada!!!
El tiempo sumió a la casa en una tristeza desbastadora….mientras Romina intentaba por todos los medios de encontrar las formas de entablar nuevamente los lazos. La madre solo gastaba sus horas y llantos viendo telenovelas…hasta que un día un afamado estudioso tocó el tema abordándolo con riqueza visual y conceptual…
Parecía que toda la mochila de dolor y angustia, se disgregaba frente al embate del conocimiento…poco a poco se le abrió la mente y el corazón…y se preguntó si era licito lo que habían hecho con su hija, sin razonar, sin escuchar, sin investigar y por sobre todas las cosas sin dejar entrar el rayo de amor que les permitiera obrar sin prejuicios… ¿dónde estaría en ese momento ?... ¿correría peligro?...
Espero con impaciencia que llegara su esposo y ansiosa le contó lo escuchado y visto…lo que la había hecho reflexionar….El más que afligido padre, pasó de negarse a escucharla, hasta derramar las lágrimas que por tanto tiempo habían estrangulado su garganta…se abrazaron bañados en lágrimas…esperaron los chicos y con una sonrisa les dijeron que admitían haber cometido un error…
-¡Al fin! - dijo Roberto, el hijo mayor… Y aplaudió Claudia, la menor, que dijo emocionada y feliz…
-Gracias papis por abrirse.
-Sí, ahora falta encontrarla…con felicidad y al unísono respondieron:
-Nosotros sabemos pues la vemos a diario- y partieron en su búsqueda para poder establecer nuevamente la familia frente a este nuevo panorama.
Epílogo
La búsqueda del ser…encontrarse a sí mismo…no dejarse vencer por el que dirán…levantarse una y otra vez a pesar del dolor que arde dentro de uno…levantar la frente y seguir el derrotero fijado…contra viento y marea…
Estas y otras sensaciones fluían en la mente de Romina; la hermosa vivencia quedó grabada en su corazón…reencontrarse con su familia, recibir cariño y el ser aceptada como es ella, llenó de regocijo todo su ser.
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Autores
María de los Ángeles Roccato (Argentina)
Beto Brom (Israel)
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*Registrado/Safecreative N°1812019220060
*Imagen de la Web
Dos grandes plumas a las que dejo mi felicitación. Un abrazo, grandes maestros.
ResponderEliminarÉxitos!
Tus huellas emocionan y nos enorgullecen, amigaza, gracias por dejarlas
EliminarUn ramillete de abrazotes te enviamos...
Soplan fuertes vientos de cambio de actitudes y posiciones, que otrora fueran pacatas y atávicas de comprender. Ani Margueshet!
ResponderEliminarContentos de saber que gustaste de nuestro trabajo.
EliminarAbrazotes, FELISA