Perfilaba la tarde con sus destellos ocres mientras
el sol empezaba a esconderse entre tupidos ramajes que limitaban la casona
antigua con olor a malabares y concierto
de avecillas de diversas clases y colorido.
Berenice, sentada en aquel hermoso jardín suspiraba
profundamente evocando viejas escenas atrapadas en la mente maravillosa que
incita el despertar de sentidos y sentimientos. Después de larga contemplación,
se levantó lentamente al recordar su viejo baúl guardado en el sótano y con
pasos decididos se dirigió allá.
Allí estaba, como fiel testigo de vivencias
inolvidables, empolvado pero intacto debido a la excelente madera con que fue
confeccionado. Al abrirlo, se sintió, como niño con juguete nuevo. Fue
acariciando cada cosa encontrada: su vestido de comunión con alforjitas,
amarillento por el paso de los años, la bolsita donde los vecinos echaban los mediecitos como parte
de la tradición, los ombligos de todos sus hermanos que la madre guardo para
echarlos algún día en el río como creencia de que así nunca se ahogarían, las
postales de su adolescencia como intercambio amistoso con personas de todo el
mundo, enviadas por el correo, ahora suplantado por tanta tecnología, que
enterró a los carteros en el olvido, el manojo de estampitas de santos y
vírgenes, de oraciones, de ultimas noches de tantos fallecidos, flores secas
dentro de un poemario de Vargas Vila, en el cual aparece subrayado este
fragmento:
°Un gran lirio, lirio
abierto en la fronda lujuriante de un remoto país de sueños, bajo un cielo en
nubes pálidas de un color límpido azul, tu albo cuerpo semejaba, en los nítidos
encajes, y los amplios cobertores y los tenues cortinajes, ligeros y ondulantes
te envolvían en una nube de opalino, índigo tul°
Se detuvo un rato ahí, hojeando el libro y
suspirando. Pensaba en este escritor tan contradictorio y censurado que dejo
huellas en su corazón. Siguió sacando cosas mientras sacudía con un pañito
rosado con los orillos de encaje: documentos personales, boletas de grado, las
zapatillas nacaradas Luis XV que se puso
en su graduación de Maestra Normalista para Educación Urbana, la primera muñeca
de trapo que le hizo su mamá, una cajita de música con una bailarina vestida en
tul blanco... le dio cuerda y recordó a Victorino, su amigo del alma, quien se
la había obsequiado cuando cumplió quince años. Todo se desbordó en ese
instante mientras sonreía al compás de los recuerdos: las caminatas por la
colina, las conversaciones a la orilla del riachuelo, sentados sobre un gran
tronco seco... y empezó la formulación de incógnitas: ¿Donde estará ahora?,
¿Que será de su vida?, ¿Porqué se descuidaron e interrumpieron la comunicación
constante?, ¿Porqué la vida separa y cuando menos lo esperamos brota la
nostalgia como los pimpollos en las
ramas?, ¿Estará casado?, ¿Cuantos hijos tendrá?, y lo mas inquietante: ¿Estará
vivo?, ¿Seguirá siendo tímido?, se que me amaba y nunca se atrevió a decírmelo,
por eso, me desencanté y le hice un desaire para que se decidiera a declararse
o tomara las de villadiego. Se que actué mal pero estaba enojada, ¿como
declararme yo sin en esa época para la mujer todo estaba vetado y era mal visto
porque se violaban los principios y valores?.
Sus pensamientos se interrumpieron bruscamente, al
oír la corneta de un automóvil que se aproximaba a su esplendida casa, se asomó
por los altos ventanales y al verificar que se estacionaba, bajo aceleradamente
las escaleras y observaba curiosamente a un señor que se acercaba lentamente y
como creía no conocerlo, se preguntaba: ¿quien será?....
La inesperada visita, al acercarse a la puerta de
entrada de la casa, no alcanzó a tocar el timbre, pues la puerta se abrió de
par en par, y la figura de una bella dama iluminó sus ojos...
-Buenos
días...¿A quien busca Sr....
-A la
quinceañera a la cual le regalé una cajita de música, quizás me recuerda...
Berenice dudó al dar crédito a sus oídos, su asombro
fue tal que sintió que le faltaba el aire, no podía ser cierto...pegó un
grito...
-¡¡¡¡Victorino!!!!- y se abalanzó sobre él abranzándolo con un cariño
conservado por años.
-Mi dulce y
querida Berenice, estás más bella que entonces...oh...cuanto te extrañe...
Pasaron unos instantes, y entre preguntas y
asombros, ambos entraron en la casa.
-Ven
conmigo a la cocina, preparé algo para tomar y allí charlaremos, sígueme...
Mientras la ama de casa empezó a ocuparse de un
pequeño refrigerio, Victorino le comentó que desde ya tiempo, unos diez años, a
causa de una destacable herencia, decidió recorrer el mundo.
-¿Una
herencia? ¿es posible saber de quien?
-Por supuesto, ello ocurrió con la muerte de
la tía Jacinta, solterona, y de unos ochenta años; por esas cosas, de tanto en
tanto, cuando era chico y también en mi juventud, la visitaba dos o tres veces
al año; me encantaba charlar con ella, en especial sobre su empresa naviera, me
mostraba fotos de sus barcos...en fin, siempre disfrutaba de aquellas visitas;
con el tiempo me enteré que fuí el único sobrino que lo hacía. Un cierto día,
su larga y solitaria vida, llegó a su fin. Y como ya te lo estás imaginando, en
su testamento dejo muy bien detallado el monto de dinero que me otorgaba. Como
te anticipé, la cifra era de varios ceros.
-Que suerte
la tuya...¿puedo preguntar que hiciste con tanto dinero?, o quizás sea indiscreción...
-No, por
favor, estamos entre amigos, ¿verdad?, y por lo tanto no existen los secretos;
sigo contando...entonces estaba cursando el último año de Literatura y apenas
recibí el anhelado título, compré pasaje a Francia y allí comencé mi gira internacional.
-¿Porqué
dices internacional, visitaste muchos países?
-Si, más de
los que puedas imaginar, con decirte que estuve girando, cerca de cuatros años,
a lo largo y a lo ancho de nuestro fantástico mundo.
-¡Increíble!, bueno bueno, por lo visto tienes mucho que contarme.
Mientras empiezas, prepararé algo de comer, ¿te parece?
-Si, me
parece buena idea porque así extenderemos esta interesante charla. Sabes como
me gustaba conversar contigo y reírnos
de nuestras ocurrencias.
Victorino la
observaba detenidamente sin que ella lo percibiera porque estaba de espaldas
preparando la merienda, y sus pensamientos vagaban por doquier.
Ella, se sentía nerviosa, alegre y emocionada por
tan grata sorpresa. Habían cambiado tantas cosas durante ese tiempo sin verse
ni comunicarse. La vida gira y cambia constantemente, tenemos muchas amistades,
unas permanecen hasta la muerte y otras, como la de él, se esfuman un día
cualquiera ignorando si habrá un futuro reencuentro.
Hubo un largo silencio acompasado por un fondo
musical de Marradi que alcanzó brusca interrupción al aparecer en la
cocina una hermosa niña pidiendo
galletas.
Él la miró con ternura y preguntó..
-¿Quien es
esta hermosa niña?
Ella respondió: -Oh! es mía!
Victorino asombrado, se turbó todo. En su mente
surgieron incógnitas que deseaba despejar de inmediato. Aún no había salido de
su asombro, cuando ella agregó...
-¿Que te
parece mi niña?....
-Veremos,
veremos- y dirigiéndose a la niña dijo...
-¿Puedo
saber tu nombre?
-Si, me
llamo Coral, porque me gusta mucho el mar, y vos ¿como te llamas?
-Victorino, ¿te agrada mi nombre?
-Es un
nombre raro, ¿vos lo elegiste?
-No, fue
mi padre, pero te diré que tampoco a mi me gusta mucho, pero...
-¿Querés
que te elija uno mas lindo?
-De
acuerdo, ¿qué se te ocurre?
-Antes
tengo que saber que te animal te gusta.
-Te diré
que me gustan mucho los pájaros y en especial las palomas.
-Entonces...ya está, puedes llamarte Palomo, ¿te gusta?
-Me
encanta, si, si, me lo quedo, gracias.
Berenice
deseaba continuar la conversación con su amigo y le da unas galletas a su hija,
quien, sonriendo, se va para el interior de la casa.
Victorino no sabe como encarar la situación
planteada, no obstante reconoce que debe hacer la pregunta que arde preguntar,
opta por ser discreto.
-Que
desenvuelta tu hija, sin duda sale a la madre...
-Yo diría
que es muy parecida a su padre, sabes que yo soy más bien temerosa y más que
más con extraños. Bueno, aquí tienes uno rico queso y unas rodajas de pan
casero, espero que te gusten...
-Pan
casero y queso, que mejor comida, ya se me hace agua a la boca..., pero dime,
¿cuantos años tiene la niñita?
-Veo que
te quedaste encantado con ella, la verdad que es un amor, y con sus escasos
cinco añitos da luz a toda la casa y a mi vida por supuesto.
-¿Noto
cierta tristeza en tus ojos, quizás...
-Si...después que Ronaldo, su padre, nos abandonó, juntitas y muy
unidas, afrontamos solitas todas las cosas, ahhhh...
-Opa, me arrepiento
el ser tan entrometido, cuanto lamento haberte molestado y ponerte así.
-No, no
hay problema, tarde o temprano, tendría que habértelo comentado, mejor
así...bueno, me prometiste que me contarías sobre tus viajes por el mundo, soy
todo oídos...
Con lujo de detalles, Victorino relató su
experiencia como maestro rural, en un pueblito alejado en Normandía, en
Francia; su romance pasional con una joven preciosa en Torre Molinos, en
España; su curso de Historia del Renacimiento en Venecia; los más que
interesantes paseos por Grecia con un amigo de aventuras que lo conoció
visitando el Partenón, con quien recorrió varias semanas ese esplendido país.
También la asombró al relatarle sobre su larga estadía en Tailandia, donde casi
casi pasó a mejor vida, a causa de un accidente paseando en moto y...
-Pará,
pará, no corras tanto con tus anécdotas, no alcanzo a captar todos los
detalles, esto es demasiado...tanto tiempo, tantos lugares, tantas vivencias,
deberías recopilar todo escribiendo un libro, ¿no lo pensaste?
-No creo
que pueda interesar a muchos mis viajes, ¿te parece buena idea?
- Me
parece una excelente idea porque ello desarrolla la imaginación y permite que
una también viaje a través de la lectura, las imágenes. En realidad, tienes mucha
suerte, bueno...y dinero, jejeje... porque para viajar tanto hay que tener las
dos cosas. Yo en cambio, sigo
enclaustrada en este sitio, viviendo el presente, recordando el pasado, lo
bueno y malo que me ha ocurrido, superando el tremendo chasco que me lleve por
eso de que ojos se ven pero corazones no. Mi vida es tranquila, armónica,
reconfortante porque tengo esa hija tan bella que me llena de pucheros e
ilusiones. Todo mi interés gira en torno a ella. Y tu... ¿tienes hijos?
-No, ni
siquiera me he casado, siempre libre y sin apuro. Aún no encontré mi media
naranja; no se si ha sido culpa mía pero...así se han dado las cosas.
-Siempre
pensé que tendrías una familia con muchos chicos que revolotean por una casa
grande...
-Has
visto, nada de eso, vivo en un departamento, sólo y sin ruido alguno, salvo la
música de mi equipo sonoro.
-¿Puedo
hacerte un pregunta, un poco personal?. Mientras esperaba respuesta. Berenice,
dudó si habría exagerado un poco.
-Adelante,
pregunta, sin miedo alguno, ¿somos amigos, verdad?
-Nada del
otro mundo...sólo deseaba saber si has perdido las esperanzas, de encontrar
quien te acompañe en tu vida...
-Opa,
opa...has tocado mi punto débil, ahora no me queda otra que confesarme; pues
bien mi, te diré...he sido un soltero empedernido, amante de la libertad, sin
ataduras ni compromisos. Pero ahora que empiezo a sentir los años encima,
siento que algo me hace falta: el cariño y amor de una mujer, con las cuales,
de paso, he sido muy selectivo. El amor llena, plena, se anhela, y como cosa
curiosa, cuando lo añoro, pienso en ti, a pesar de los años sin vernos. Danzas
en mi mente y ello me ha animado a venir a verte, ignorando con que me
encontraría, al perder el contacto, sentí cierto temor pero me aventure y aquí
me tienes...
-¿Ello que
significa?, ¿has regresado para ver como estoy?, ¿me has recordado siempre?,
¿ha prevalecido el símbolo de nuestra amistad?... y ahora que estas aquí, ¿que
sientes?, ¿que piensas?, ¿que te domina?. Te voy hacer una confesión, siempre
me gustaste, pero no te lo podía decir. Me emocionaban tus postales enviadas
desde cualquier sitio que visitabas, con sus bellos mensajes con casi una
declaración de amor y me confundías cuando me visitabas en tus vacaciones
universitarias. ¿Recuerdas?, nos
sentábamos al frente de la casa en las sillas de cuero y conversábamos tanto
pero nada decíamos de lo que sentíamos por dentro. Pensaba que a lo mejor
considerabas que debería existir más tiempo para conocernos más y me empecé a
desilusionar, me cansé de tu timidez y por eso te hice el desaire en aquel
cumpleaños mio, el dieciocho, haciéndote creer que mi amigo Wilfredo era mi
novio.
Recuerdo que te fuiste insofacto, en ese momento de
ofuscación no aprecié si te hice daño verdaderamente; lo que si recuerdo es que
no volviste nunca más y que me enviaste varias postales, incluso la última
preguntando la razón de mi silencio, y no te conteste nada.
Cuando jóvenes somos impetuosos e ignoramos si de
verdad herimos a los demás. Es al paso del tiempo y la acumulación de la
experiencia, que vamos aprendiendo y cambiamos de actitud, tratando de aminorar
por ejemplo, la imprudencia.
¿Quieres que te diga un secreto?... aun conservo tus
ultimas postales, están entre mis hemerotecas, amarillentas, olorosas a
naftalina...
Victorino, la observaba tranquilo y pensativamente y
entonces rompió el silencio al ver que ella detenía su charla...
-Debo ser
sincero contigo, nuestra vieja y latente
amistad así lo exige, pues podría contarte un y mil motivos, pero.....hace unos
días algo trabó mi mente, no supe explicarlo entonces...tu rostro alegre y
juvenil ocupó de improviso mi mente, pensamientos revolotearon...- Mientras
hablaba, medía sus palabras, no deseaba ser mal comprendido-, todo ocurrió
durante una reunión en casa de unos amigos, charlábamos de distintos temas,
sobre viajes y paseos que realizamos juntos, hasta que Juancho, mi gran amigo
de aventuras, largo al aire un idea, que nos asombró a todos los allí
presentes, nos proponía un zafári al África, específicamente a Botsuana, pues
allí tenía un amigo que se especializaba en organizar grupos para tal fin;
estuvimos un rato emitiendo opiniones, tiempo del viaje, etc, etc; y desde
aquélla reunión, no saliste de mi cabeza. Bueno, ahora, ya no es misterio, como
ves todo tiene su explicación. Estoy aquí, frente a ti, y ansío escucharte,
¿que te parece la idea de acoplarte al grupo?
-Sin
pensarlo, te respondo en forma negativa. Aunque me gusta viajar, ahorita no
estoy en condiciones, primeramente, porque no puedo dejar a mi hija, y ese
viaje no es apropiado en caso de querer llevarla. Resume peligros al que no
estoy dispuesta a someterla, aparte de las incomodidades que acarrearía para
ambas. Así que me alegra mucho la idea de
tomarme en cuenta, de pensarme, de invitarme, pero ante tu decisión y vida
peregrina se refleja tu gran felicidad en contraste con la intencionalidad de
la mía que es tranquila, aferrada a mis raíces que puedo abandonar pero no por
mucho tiempo.
-Me
suponía que tal sería tu respuesta, la comprendo, pero...no quise abandonar mi
deseo, antes de explicarlo- el rostro de Victorino reflejaba una triste
desilusión, no obstante trató de salir del paso. -perdóname que insista...tal
vez existe la posibilidad de dejar a tu querida hijita al cuidado de su
abuelita, ¿podría ser?, siempre y cuando tu desees hacerte esta escapadita
aventurera...
-Nunca me
ha gustado dejar mi niña bajo la responsabilidad de otra persona, menos de la
abuela que ya no está para esos trotes, pero pensándolo bien, allá está mi
hermana menor quien tiene veinte años. Podría asomarle la inquietud a ver si
como respuesta me da una posibilidad que me caería de perlas porque necesito de
verdad un relax. Luego te aviso.
Después de llamar por teléfono a su hermana y madre, supo que podía contar con
ellas. Es más, se alegraron por la solicitud y noticia; y ello permitiría
cambiar de actividad y entretenimiento por la
vida rutinaria que lleva
entregada solamente al trabajo y a su hija. A lo mejor ese cambio le
sentaría bien en muchos sentidos. Entre dudas, susto, emoción, e inquietudes,
llamó a Victorino.
Las manos le temblaban.
-Alo, alo,
¿Victorino?
-Si a la
orden.
-Soy
Berenice...
-Ahhh... si
...¡que grata sorpresa!, -silencio corto- ... ¿que has decidido por fin?
-Logré que
mi madre y hermana se queden con la niña. Estoy dispuesta a viajar contigo.
-Eso si que
es un notición..- en su voz era posible sentir su entusiasmo- estoy más que
contento, mi querida amiga, ¡¡la pasaremos a las mil maravillas!!, será un
vivencia que nos permitirá conocernos un poco más, no salgo de mi asombro....si
me vieras....estoy saltando de alegría....
La conversación duró un largo rato...intercambiaron
preguntas, concretaron detalles. Ambos reconocieron que el destino les preparó
este regalo y decidieron recibirlo con las manos abiertas.
El presente les brinda una óptima oportunidad y el
futuro tiene la última palabra que seguramente, sera favorable como justo
premio a tan larga espera.
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Autores
*Trina Mercedes Leé Montilla de Hidalgo (Venezuela)
*Beto Brom (Israel)
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*Registrado/Safecreative N°1601086202518
*Imagen de mi autoría (Beto)
*Música de fondo: Romántico For
You/Giovanni Marradi
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